Desde que descubrí esa expresión vital en mi de la energía Sexual a la que denomine desde entonces SEXUALIDAD SAGRADA, la persona con la que descubrí ya hace mas de siete años esta energía sacralizada, encontró en mi la energía del arquetipo de la Diosa Lilith, una Diosa rechazada y demonizada por el hombre y el patriarcado por ser una expresión de vida libre, que no quiso someterse al hombre.
Fue la primera mujer de Adán a la que este rechazó por no querer ser sumisa en los encuentros sexuales.
Jung estudió mucho la energía de esta Diosa desterrada una y otra vez de tantos lugares, por el miedo que causaba que ella desde su libertad instintiva y salvaje, recordase a los demás su falta de libertad.
Falta de libertad, que se traduce, en las incoherencias que cada uno asumimos para ser aceptados en vez de SER LIBRES.
Una Diosa con la que resueno totalmente , se que su energía esta en mí como en cada mujer, solo hay que perderle el miedo, yo se lo estoy perdiendo, ¿ESTAS PREPARADA PARA MOSTRAR LA ENERGÍA IMPARABLE DE LILITH?
LILITH
EL ESPÍRITU DE LA NATURALEZA
Lilith es la naturaleza de lo femenino.
Completa en si misma, indestructible, insometible, libre, pura belleza, constante creación.
Es el amor que traspasa las fronteras del espacio tiempo y de toda expresión de la vida.
Es la tierra vegetal del bosque profundo, el murmullo del agua subterránea, el rugido de todas las bestias salvajes, las raíces de los árboles centenarios, la brisa del mar.
Las cavernas donde generaciones de seres se aparean, sacralizan la carne en el amor y tienen sus crías.
El instinto conectado a la vida, la sexualidad libre de moral y de prejuicio como un acto de amor que fusiona mundos, planos, seres…
Sexualidad sagrada trasformadora, alquimia de trasmutación donde confluyen todas las fuerzas de la naturaleza, donde todo lo que fue concebido para ser penetrado, para contener la vida y hacerla vibrar, se deshace, muere y renace glorificado.
Es la fertilidad, la madre de dios hecho hombre, María Magdalena, Afrodita, Minerva, Venus, Gaia, La emperatriz, La sacerdotisa…
Se aparece en la naturaleza salvaje donde todos los animales la reconocen porque son ella misma.
No busca compañero que la complemente, es completa en si misma, y nada necesita del hombre, LO AMA.
Su virtud es redimirlo, abre sus brazos, su inmenso amor al hombre sin ser maternalista, le enseña el camino de regreso a la vida a través de la verdadera sexualidad que hunde sus raíces en la tierra para juntos elevarse hasta las estrellas.
Su alegría compartir su existencia junto a el, caminar a su lado.
Su casa es la tierra entera, los reinos de la naturaleza salvaje, el lugar donde se encuentre.
Vive en el eterno presente y se mantiene en la inocencia del ser, esa es su gracia.
Toda culpa, pecado, castigo, se deshace en el amor de su corazón.
No conoce el miedo, se mantiene integra y traspasa siempre la apariencia porque no necesita tener respuestas, certezas ni creencias, ya que el latido de la vida misma y sus razones es su propio latido.
Cuando habita y renace en un cuerpo femenino es la viva expresión de la inteligencia sobre la tierra, la luz de la mirada, el silencio que cura y calma, eterna generosidad que da sin condiciones, que hace libre a quien toca, que le recuerda lo que ES al instante y le conduce por su sola presencia a encontrar el valor para desplegar el desafío de su existencia.
Madura, cuando se retira su menstruación, resplandece en absoluta belleza, despliega su vitalidad y su poder hacia adentro y hacia afuera.
Esa es su gracia y su condición.
Lilith nos habla de una rabia inconsciente y una visceralidad no elaborada en nosotros que nos es prioritario reconocer y expresar creativamente. Nos insta a escuchar a nuestro cuerpo, a reintegrarlo en la ecuación, dando expresiones físicas a todo ese caudal energético obstruido.
Nos lleva de la mano hacia la muerte de lo que en nosotros es falso y en nuestra relación con lo femenino en todas sus dimensiones. Es una iniciación a la muerte como continuación de la vida, ahora una vida más auténtica con un hacer más impecable, menos basado en la mente y más en el amor y la intuición. Con Lilith, hay una exigencia, pero hay también un talento para canalizar esa dificultad mediante el arte, el arte de la vida en toda sus dimensiones. Lilith nos llama a reintegrar energía sexual con espiritualidad, a dar salida a esta energía en nuestra expresión cotidiana de una manera armónica, a buscar cauces corporales, visionarios y creativos para dar salida a todo el poder de la serpiente. Como la Diosa que es , es sublime y totalmente coherente.